ref. 027 - Museos "huellas de la historia" (Rijkmuseum de Amsterdam)






El Rijksmuseum , también conocido como 'Museo del Reino' o "Museo Nacional", se encuentra ubicado en Ámsterdam, capital de los Países Bajos. Está dedicado al arte, la artesanía y la historia. Posee la más famosa colección de pinturas del Siglo de Oro holandés así como una rica colección de arte asiático y egipcio. El Rijksmuseum alberga obras significativas de casi todos los grandes maestros holandeses de los siglos XV al XVII: Geertgen tot Sint Jans, Lucas van Leyden, Hendrick Goltzius, Frans Hals, Jan Vermeer, Ferdinand Bol, Nicolaes Maes, Guerrit Dou, Jacob Ruysdael, y un repertorio generoso del maestro Rembrandt van Rijn. Cuenta también con pintores de otros países, como Fra Angélico, Piero di Cosimo, Hugo van der Goes, Pedro Pablo Rubens y Francisco de Goya, así como con numerosos dibujos y grabados, porcelanas orientales, mobiliario y demás artes decorativas, pintura moderna (Van Gogh, Mondrian, Karel Appel) y objetos de diseño del siglo XX.





Uno de sus atractivos del museo radica en las obras de Rembrandt: La ronda de noche, La novia judía, El árbol de Jesé, La muerte de los inocentes y varios paisajes de la antigua Holanda.

Este museo fue fundado en 1800, promovido por el financiero Alexander Gorel. Abrió el 31 de mayo del mismo año, siguiendo el ejemplo del Louvre. Su primera sede fue el Palacio de Frederik Hendrik en Huis ten Bosch, cerca de La Haya, y exhibía las colecciones de los estatúders holandeses. Por aquella época se le conocía como la Galería Nacional de Arte (Nationale Kunst-Gallerij). En 1808 fue trasladado a Ámsterdam por orden del rey Luis Napoleón, hermano de Napoleón Bonaparte. La colección se instaló en una sala grande y dos salas pequeñas del Palacio Real. Al principio se limitaba a los fondos procedentes de La Haya, y luego varios cuadros pertenecientes a la ciudad de acogida, tales como La ronda de noche, se convirtieron en parte de la colección. Durante todo el siglo XIX el museo cambió de ubicación varias veces y se fue ampliando la colección. Se adquirieron 63 obras de una colección de Rotterdam y más de 587 obras a fines de 1814.




Finalmente, el 13 de marzo de 1885 se trasladó a su actual ubicación, un edificio construido por el arquitecto holandés Pierre Cuypers, quien combinó elementos góticos y renacentistas y lo decoró ricamente con referencias a la historia del arte holandés. El edificio ocupa un destacado lugar en la Museumplein (Plaza de los museos), cerca del Museo van Gogh y el Museo Stedelijk. Como dato singular, el edificio está atravesado por un pasadizo para peatones y ciclistas, como si todo el bloque fuese una puerta de acceso a la ciudad; ello entrañó dificultades extremas cuando el museo se renovó por lo que sometido a unas largas y difíciles obras de reforma con un coste de 375 millones de euros, el museo reabrió sus puertas en abril de 2013, aunque desde 2003  hasta 2012,1 el museo siguió sufriendo obras de restauración y renovación bajo la dirección de dos arquitectos españoles, Cruz y Ortiz, ganadores de un concurso internacional fallado en 2001. El proyecto de reforma se vio envuelto en cierta controversia porque los ciclistas, numerosos en la ciudad, denunciaron obstáculos en el paso peatonal que solían cruzar, y que dividía en dos el museo mediante un arco. Se tuvo que modificar el proyecto original.  Finalmente, con una solución pactada en 2009, el acceso principal al museo se realiza a través de la gran galería donde podrán estar peatones y ciclistas: estos circulan por la superficie, y los visitantes descienden al hall situado en un nivel subterráneo.

El proyecto creó una nueva y única entrada y un gran hall central situado en el subsuelo, debajo del paso peatonal de acceso libre. Este nuevo recinto permitió unir mejor las dos alas del edificio, y se realzó con una gigantesca lámpara en forma de jaula, que por el día alumbra hacia abajo y por la noche proyecta luces hacia una vidriera superior, visible desde el citado paso peatonal. La reforma del edificio incluyó además la recuperación de muchas de las antiguas decoraciones interiores, antes cubiertas con sucesivas capas de pintura, y además se cambiaron los suelos de los patios.


La reinauguración se esperaba para la primavera de 2013 y finalmente tuvo lugar en abril de dicho año, con la presencia de la reina Beatriz de Holanda pocos días antes de su abdicación. En el periodo 2005-13 el 95% del conjunto estuvo cerrado por todas estas reformas, y durante todo este proceso únicamente algunas pinturas de las colecciones permanentes se siguieron exhibiendo en una sala especial (llamada Las obras maestras) en el recién restaurado Pabellón Phillips. Esta circunstancia permitió que parte del fondo permanente del museo se repartiese en exposiciones temporales de diversos países. Tras la reubicación de las colecciones en el edificio renovado, el Pabellón Phillips está siendo sometido a trabajos de reforma y se destinará a exposiciones temporales.



La colección más importante y famosa del Rijkmuseum alberga obras de todos los artistas, estilos y escuelas del barroco holandés. Mención aparte merecen los tres grandes maestros Frans Hals, Rembrandt y Johannes Vermeer, que por sí solos atraen a la mayor parte de los visitantes del museo. De Hals destacan las obras: El alegre bebedor, Retrato matrimonial de Isaac Abrahamsz Massa y Beatrix van der Laen y La compañía del capitán Reijnier Reael o La magra compañía.



Rembrandt cuenta con un amplio repertorio: Autorretrato de joven, Autorretrato como el apóstol Pablo, Jeremías lamentando la destrucción de Jerusalén, Retrato de Johannes Wtenbogaert (adquirido en 1989), Tetrato de Mari Trip, Isaac y Rebeca (La novia judía), Los síndicos del gremio de los pañeros y Milicianos de Ámsterdam al mando del capitán Frans Banninck Cocq, gran cuadro más conocido como La ronda de noche.



De Johannes Vermeer, pintor del que se conocen menos de 40 obras, se reúnen aquí varias de las más famosas: La lechera, Mujer leyendo una carta, La carta y La callejuela.



Entre los artistas destacados están Hendrick Avercamp, Esaias van de Velde, Johannes Torrentius, Werner van den Valckert, Dirck Hals, Judith Leyster, Johannes Verspronck, Floris van Dijck, Pieter Claesz, Willem Claesz Heda, Pieter Saenredam, Bartholomeus van der Helst, Aert van der Neer, Jan van Goyen, Jan Both, Aelbert Cuyp, Jacob van Ruisdael, Jan Davidsz de Heem, Willem Kalf, Pieter de Hooch, Gerard ter Borch (Muchacha vestida de campesina, Retrato de Helena van der Schalcke, La conversación galante o La amonestación paterna), Gabriel Metsu, Jan Steen (El Día del Príncipe, El aseo, La fiesta de San Nicolás, La familia alegre), Jan van de Cappelle, Willem van de Velde el Joven, Paulus Potter, Adriaen van Ostade, Jan van der Heyden y Gerrit Adriaensz Berckheyde.




Muchos dirían que una visita a Ámsterdam no está completa si no se visita el Rijksmuseum. En realidad, eso depende de los gustos de cada quien, pues existe mucha gente que no tiene interés por los museos. Pero es un hecho que, si disfrutas el arte, disfrutarás esta versión holandesa del Museo del Louvre (París).


... algunas de sus obras más reconocidas mundialmente son:




LA RONDA DE NOCHE de Rembrandt

LA RONDA DE NOCHE de Rembrandt: Empecemos advirtiendo que el título de esta obra maestra es todo un error. No es “de noche”, sino que la acción transcurre de día y la luz entra por un portalón en el interior de un sótano por donde disurre la escena. Cuadro de composición un tanto peculiar, muy apartada del estilo de su época. Sensacionales gradaciones lumínicas, en una obra que incorpora todo lo asimilado por el pintor holandés en tantos años y que supone el inicio de su personal declive. Es una pintura que pone de manifiesto la maestría del pintor a la hora de plasmar efectos crepusculares. Espectaculares pinceladas de preciso y firme trazo. Uno de los cuadros más grandiosos de todos los tiempos.


EL ALEGRE BEBEDOR de Franz Hals

EL ALEGRE BEBEDOR de Franz Hals: Es imposible plasmar en un lienzo de mejor manera de como lo hace Hals el espíritu borrachín de este personaje. Genial contraste entre el iluminado rostro y la oscuridad del tocado. Perfecto empaste y pincelada. Se ha querido ver la figura del príncipe Mauricio de Orange en esta representación, pero para nada es un retrato de tipo cortesano.  El gesto es fotográfico, como sorprendido en una pose de confianza inspirada por el exceso alcohólico. Con su permiso, me llevo este cuadro a mi casa.



LA LECHERA de Vermeer

3- LA LECHERA de Vermeer: Pónganse de rodillas, que aquí está una de las obras maestras de uno de los mayores genios de la pintura universal. Algunos autores opinan que el maestro de Delft se sirvió de un espejo para pintar esta obra, pero más bien, es un homenaje a la teoría newtoniana de la luz como fenómeno corpuscular. Si se fijan bien, la luz incide como grumos en los objetos y se materializan con irresistible protagonismo. La atmósfera que se respira en el cuadro es de una mágica y encantadora intimidad, denominador común de muchas de sus obras. El canastillo y el otro objeto de latón que aparecen colgados en la pared están tratados con una insuperable maestría cromática. Cuadro de melancólicas evocaciones. Obra maestra indiscutible.




 LOT Y SUS HIJAS de Goltzius

LOT Y SUS HIJAS de Goltzius: Precioso cuadro de este inolvidable grabadista holandés. La conexión de las miradas es antológica: Lot mira con desenfadada concupiscencia a una de sus hijas mientras que la otra, en un bellísimo y poético escorzo, parece animar a su hermana para que siga emborrachando a su padre. Al fondo se ven las llamas de Sodoma o Gomorra, contrastando violentamente con la tonalidad general del cuadro. La masa carnosa está excepcionalmente bien tratada, iluminando el cuadro a base de  geniales gamas cromáticas. Ingeniosa la armonía colorística mediante la sabia colocación de dos esteras, azul y roja, en ambos extremos del cuadro. Bellísimo lienzo.



 LA FAMILIA ALEGRE de Jan H. Steen


LA FAMILIA ALEGRE de Jan H. Steen: Luz crepuscular que entra por la ventana de la izquierda, muy en la escuela holandesa, aunque con un tratamiento muy distinto al que le da Vermeer. La escena, aparentemente desordenada, está muy trabajada desde el punto de vista compositivo. La arriesgada y un tanto confusa perspectiva se ve dulcificada por el extraordinario tratamiento del color. El cabeza de familia se nos muestra muy espirituosamente desenfadado por el sutil detalle del artista de colorear maliciosamente sus mejillas. El perro, con su sorpresiva mirada hacia el viejo, impide que el cuadro se “caiga”, confiriéndole un ajustado equilibrio. Simpática obra que parece poder ser incluso escuchada.




LA BELLA LECTORA de Jean Liotard

LA BELLA LECTORA de Jean Liotard: Leotard fue uno de los mejores retratistas de su época y este maravilloso cuadro da buena fe de ello. Precioso el azul del vestido interior de la dama, exquisitamente tratado, con minucioso detalle. Poética expresión de la joven al leer, seguramente, una carta de amor. El autor arriesga con el movimiento de cabeza de la protagonista, agrandando el cuello a lo “Parmiggianino”. La intimidad y ternura que se desprende en la obra es una muestra del buen y aristocrático gusto del autor. Con todos los respetos, a uno le dan ganas de plantarle un beso a la joven… Me encanta esta pintura.



EL MOLINO DE WIJK de Van Ruysdael

EL MOLINO DE WIJK de Van Ruysdael: Uno de los más grandes paisajistas que han dado los Países Bajos. Obra de madurez que resume toda su carrera artística. Impresionante gama cromática que hace vibrar a la atmósfera, verdadera protagonista de esta obra maestra. Genial recurso de perspectiva ante un cielo tan cargado de nubes: Las aspas del molino nos señalan y dirigen al punto de fuga, la orilla del río. La visión general es de un preciosismo sublime, dándonos la impresión de que vemos el cuadro a “cámara lenta”. Obra maestra sin posible discusión.




MUJER CON NIÑA de Hooch

MUJER CON NIÑA de Hooch: Excepcional pintor holandés de interiores que tuvo la mala fortuna de coincidir con el genio de Vermeer. Bellísima y minuciosa obra que nos muestra una dulce escena dentro de la más íntima cotidianeidad. Inolvidable sonrisa maternal hacia una niña que parece pertenecer a otra clase social. Genial tratamiento del ajedrezado del suelo, propio de la escuela interiorista de Delft. El autor hace entrar la luz desde dos planos distintos, en una original variación sobre lo que suele ser habitual en esta escuela. Algunos creen adivinar un autorretrato del pintor en el cuadro situado al fondo, pero parece muy poco plausible esta conjetura. Mágico equilibrio entre las tonalidades doradas y grises. Enorme obra de un pintor que debería ser mucho más considerado por la crítica.




ANCIANA LEYENDO UNA BIBLIA de Gerrit Dou

ANCIANA LEYENDO UNA BIBLIA de Gerrit Dou: Si Hooch tuvo la “desgracia” de convivir con el genio de Vermeer, a Dou le tocó la china de Rembrandt. Exquisito y finísimo cuadro que nos recuerda al mejor Rembrandt. Minuciosa mirada de la anciana al leer un pasaje bíblico, de donde, por su fijación, se puede extraer que padecía de astigmatismo. Magistral tratamiento de la luz, con un claroscuro perfectamente resuelto. La minuciosidad del artista se aprecia bien en el sutil detallismo tanto en el tocado como en el forro del abrigo. Obra íntima de gran riqueza y recurso técnico.




AUTORRETRATO CON SOMBRERO DE FIELTRO de Van Gogh

AUTORRETRATO CON SOMBRERO DE FIELTRO de Van Gogh: Voy a ser sincero: Van Gogh no es un pintor que desate mis simpatías, pero creo justa su inclusión en este apartado. Enorme masa pictórica y nervioso trazo. Gran sentido de la mezcla cromática en el desarrollo del rostro, con un inmejorable tono pardo de bigote y barba. Extraordinario y muy arriesgado sombreado, con ciertos toques de escondido lirismo. El tono gris azulado del fondo, añadido a la curvatura compositiva, delata el estado maníaco depresivo del autor. La mirada sugiere ruptura, catarsis, vacío existencial, incomprensión… En definitiva, uno de los mejores autorretratos de Van Gogh. Magnífica plasticidad global









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