Galería de los Uffizi de Florencia |
La Galería de los Uffizi fue creada por la familia Médici en el siglo XV. Pronto se dedicó a pinacoteca, es decir, galería de pintura, especializada en Renacimiento. Incluye obras maestras de la Historia del Arte como la Primavera de Botticelli, la Adoración de los Magos de Leonardo, el Tondo Doni de Miguel Ángel, el Tríptico Portinari de Hugo van der Goes o el retrato de León X de Rafael. La construcción respondía a las necesidades de la familia Médici. Asentada en Florencia, vivía en el llamado Palazzo Vecchio, el palacio viejo. Insuficiente para todas las actividades de estos poderosos nobles, se encargó a Giorgio Vasari, pintor y teórico del Renacimiento, la construcción de este edificio. El cliente fue Cosme I Médici, que quería ubicar en ella la sede de los oficios -uffizi en italiano- de la Magistratura del Estado. Esta dedicación es la que da nombre a la galería.
cardenal Leopoldo de Médici |
La organización sigue criterios culturales: ya dedicada a galería de arte, conserva funciones de la Magistratura sin embargo. En el brazo oriental, en el primer piso, se encontraba el Teatro Mediceo, que hoy se ha transformado en el Gabinete de Dibujos y Estampas. El Teatro se construyó en 1585, poco después de la inauguración, como la Loggia dei Lanzi, de 1583, un jardín interno. En el brazo oeste, las estancias que albergaban las fábricas y talleres de porcelanas, orfebrerías y piedras duras al servicio del Gran Duque de Toscana, título que se concedió a los Médici. El espacio, empero, no tardó en quedarse nuevamente pequeño; así, el Gran Duque Fernando II y su hermano, el cardenal Leopoldo Médici, duplicaron la galería y abrieron nuevas salas de arte, en detrimento del espacio dedicado a las oficinas.
La Adoración (Correggio) |
el Cristo de Cimabue |
Las Escuelas que encuentran representación en la galería son en su mayor parte italianas. Las obras más antiguas, del Trecento, son por orden de importancia la Madona Rucellai de Duccio, la Madona d'Ognissanti de Giotto, la delicadísima Anunciación de Simone Martini o una sofisticada y cortesana Adoración de los Magos pintada sobre tabla por Gentile da Fabriano. En el Quattrocento están representados los más grandes maestros. Tenemos ocasión de contemplar una de las tres versiones de la Batalla de San Romano de Paolo Ucello, la Virgen con Niño y dos ángeles de Fra Filippo Lippi, la pareja de retratos de los duques de Montefeltro, de Piero della Francesca. Además, una extensa colección de pinturas de Botticelli incluye la Primavera, la Virgen del Magnificat y el Nacimiento de Venus, obras conocidas en todo el mundo.
En pleno Manierismo, la obra por excelencia sería la Madonna del Cuello Largo, pintada por Parmigianino, una de las estrellas de este movimiento. Dispone también esta Galería de pintura barroca excepcional, como algunas como "el Baco joven" de Caravaggio. Destaca también la escuela centroeuropea, con obras flamencas como el Tríptico Portinari, o alemanas, como la pareja Adán y Eva de Lucas Cranach el viejo. Del Barroco, el retrato de Isabella Brandt, por Rubens. También hay tres estupendos autorretratos de Rembrandt, con los cuales puedes terminar la visita recorriendo los tesoros de esta colección de los Uffizi .
... entre los cientos de obras de arte de la Galería Uffizi,
rescato y remarco como resumen de este apartado
para completar la visita virtual por esta Galería de los Offizi,
las siguientes obras:
El Nacimiento de Venus (Botticelli) |
El Nacimiento de Venus (Sandro Botticelli, 1484)- Es una de las obras más famosas de Botticelli. Fue pintada para un miembro de la familia Médici, para decorar uno de sus palacios de ocio en el campo. El tema mitológico era habitual en estos emplazamientos campestres, surgiendo imágenes como la Primavera o Venus y Marte. Venus es la diosa del amor y su nacimiento se debe a los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Cronos y arrojados al mar. El momento que presenta el artista es la llegada de la diosa, tras su nacimiento, a la isla de Citera, empujada por el viento como describe Homero, quien sirvió de fuente literaria para la obra de Botticelli. Venus aparece en el centro de la composición sobre una enorme concha; sus largos cabellos rubios cubren sus partes íntimas mientras que con su brazo derecho trata de taparse el pecho, repitiendo una postura típica en las estatuas romanas de las Venus Púdicas. La figura blanquecina se acompaña de Céfiro, el dios del viento, junto a Aura, la diosa de la brisa, enlazados ambos personajes en un estrecho abrazo. En la zona terrestre encontramos a una de las Horas, las diosas de las estaciones, en concreto de la primavera, ya que lleva su manto decorado con motivos florales. La Hora espera a la diosa para arroparla con un manto también floreado; las rosas caen junto a Venus ya que la tradición dice que surgieron con ella. Técnicamente, Botticelli ha conseguido una figura magnífica aunque el modelado es algo duro, reforzando los contornos con una línea oscura, como si se tratara de una estatua clásica. De esta manera, el artista toma como referencia la Antigüedad a la hora de realizar sus trabajos. Los ropajes se pegan a los cuerpos, destacando todos y cada uno de los pliegues y los detalles.
La adoración de los Magos (Leonardo da Vinci) |
La Anunciación (Leonardo da Vinci) |
La Anunciación (Leonardo da Vinci)... Desde que se conoce esta tabla con la Anunciación, se creyó que era de Doménico Ghirlandaio, un excelente pintor contemporáneo de Leonardo da Vinci. Pero en 1867 se descubrieron datos, dibujos, bocetos que permitían atribuir el cuadro a Leonardo. Fue un encargo para el convento de San Bartolomé en Monte Olivetto, de donde pasó a los Uffizi tras conocerse su verdadero autor. Lo más posible es que ambos pintores trabajaran juntos en la pintura, o que se trate de una obra del taller de Verrocchio, reservándose el paisaje de fondo para Leonardo. Esta última hipótesis se basa en que el pupitre donde la Virgen está leyendo así como las arquitecturas detrás de ella son diseños típicos de Verrocchio. La composición del cuadro está dividida en dos mitades desiguales. Una es la mitad que ocupa el ángel, respaldado por el jardín y el bosquecillo de fondo. La otra es la mitad de la Virgen, respaldada por edificios y elementos arquitectónicos. La manera de dar unidad a estas dos mitades es doble. Por un lado, la acción: el ángel se inclina hacia la Virgen en el saludo, gesto ante el que María reacciona. Además, tras los dos personajes, un murete corrido, que tan sólo se interrumpe para enmarcar la mano del ángel que saluda y la vara de azucenas, unifica la escena, que de esta manera posee un continuo espacio-temporal.
Madonna del jilguero (Rafael) |
Virgen del jilguero (Rafael, 1505)... También conocida como "Madonna del jilguero", se la encargaron a Rafael con motivo de su matrimonio con Sandra di Matteo di Giovanni Canigiani, Lorenzo Nasi, para la decoración de su palacio. El edificio sufrió un importante desplome en 1547 provocando fuertes daños en la tabla que fueron restaurados por Michele di Ridolfo del Ghirlandaio. Las radiografías actuales han puesto de manifiesto la rotura del soporte en 17 trozos, apareciendo cuatro añadidos.En esta composición encontramos el estilo definitivo de Rafael durante su estancia florentina, destacando la blandura, la belleza y el humanismo de las figuras, interpretando de manera correcta la filosofía católica del momento. La escena está inspirada en Leonardo al emplear una composición piramidal muy admirada por los artistas del Cinquecento, asimilando también el atractivo contrastes de luces y sombras con el que crea una admirable sensación atmosférica. Las figuras se ubican ante un amplio paisaje de aspecto umbro con el que obtiene un prodigioso efecto de perspectiva. Las referencias a Fra Bartolomeo y Miguel Ángel también están presentes, inspirándose en éste último al colocar la figura del Niño entre las rodillas de su madre. La relación existente entre los personajes gracias al juego de miradas es destacable, reforzando el humanismo de la escena..
La Venus de Urbino (Tiziano) |
La Venus de Urbino (Tiziano, 1538)... Esta es una de las obras más espectaculares de Tiziano, realizada durante su estancia en la Corte de Urbino. La Venus fue adquirida por Guidobaldo della Rovere, el hijo del duque de Urbino, haciéndose diferentes interpretaciones; se ha considerado como una alegoría nupcial en clave neoplatónica, un retrato de la esposa de Guidobaldo que acababa de abandonar la pubertad o sencillamente el retrato de una conocida cortesana de la ciudad. No tenemos datos fidedignos que avalen ninguna de las hipótesis, lo que motiva desconcierto entre los especialistas. Es la primera ocasión en que Tiziano pinta una figura de Venus, mostrándola en un interior, situada sobre un diván tapizado en rojo cubierto con una sábana blanca. En primer plano, dirige su mirada al espectador con cierta provocación. En su mano derecha porta unas flores mientras que con la izquierda cubre su pubis. Sus rubios cabellos caen sobre sus hombros, creando una figura de evidente clave erótica. Se trataría de una representación real de alguna mujer concreta, de carne y hueso, olvidando imágenes que muestran el ideal de belleza. Al fondo apreciamos la estancia contigua con una ventana que permite ver el cielo y un árbol. Dos jóvenes se afanan en buscar ropas en un arcón, siendo esta escena un precioso complemento a la figura desnuda. Tiziano dirige un potente foco de luz sobre el cuerpo de Venus, otorgando así mayor veracidad al conjunto. La claridad de la carnación y las telas blancas sirven de contraste con la pared sobre la que se recorta la mitad superior de la joven y con la tela del diván. El maestro no ha olvidado la preocupación por la perspectiva, perfectamente creada a través de las baldosas, la columna del fondo y el árbol.
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