ref. 016 - Museos "huellas de la historia" (Kunsthistorisches Museum de Vierna)




En 1891 se construyó el Kunsthistorisches Museum (Museo de Historia del Arte), cerca del Palacio Imperial, para guardar las extensas colecciones de la casa imperial. Con su colección de obras importantes y la colección de Bruegel más grande del mundo figura hoy entre las colecciones de arte más destacadas del mundo. La pinacoteca alberga numerosas obras principales de la historia del arte occidental, entre ellas, la “Madona en el campo“, el “Arte pictórico“ de Vermeer, los cuadros de las infantas de Velázquez y obras maestras de Rubens, Rembrandt, Durero, Tiziano y Tintoretto. La colección de antigüedades y de arte oriental y egipcio fascina con tesoros  de culturas enigmáticas de épocas pasadas.

La Kunstkammer de Viena que contiene rarezas de las antiguas cámaras del tesoro y cuartos de las maravillas de los Habsburgo, celebró en marzo de 2013 una fastuosa reapertura. La colección constituye una de las Cámaras de Arte más importantes del mundo y muestra preciosidades de épocas de la Edad Media, del Renacimiento y del Barroco. Como puntos culminantes han de mencionarse la Cámara de Arte del Emperador Rodolfo II, el Exotica-Komplex y la famosa Saliera.

El reflejo arquitectónico del Museo de Bellas Artes es el Museo de Historia Natural, situado justo enfrente y construido igualmente según planos de Gottfried Semper y Karl von Hasenauer.

Las tres plantas del museo albergan variadas colecciones: arqueología, escultura, artes aplicadas, armas, numismática y medallística. Las galerías de pintura se hallan en la planta noble y el segundo piso, éste último dedicado a maestros menores.



Los fondos del museo provienen principalmente de la rama austríaca de los Habsburgo: Maximiliano I coleccionó a artistas como Durero; Fernando del Tirol se dedicó a retratos y armaduras; el emperador Rodolfo II añadió más obras de Durero, Correggio y Brueghel el Viejo, aunque la mayor parte de su amplísima colección está dispersa; y, finalmente, la de pinturas que hizo Fernando III a instancias del Archiduque Leopoldo Guillermo (1614-1662).




Una de las más importantes esculturas del museo, el Salero de Francisco I de Francia de Benvenuto Cellini, fue robada el 11 de mayo de 2003 y recuperada el 21 de enero de 2006, en una caja enterrada en un bosque cerca de la ciudad de Zwettl, Austria. Había sido el robo de arte más importante de la historia de Austria.



Una selección de obras del museo, formada por unas 73 pinturas y más de un centenar de objetos diversos, se expuso temporalmente en el Museo Guggenheim de Bilbao en 2008.


Una ciudad antaño imperial no podía dejar de contar con un magnífico y extraordinario museo y así, la inolvidable Viena, se precia de acoger a uno de las mejores pinacotecas de Europa, el Kunsthistoriches Museum, sede no ya de una extraordinaria colección de pintura, sino además de una extensa colección de escultura y numismática.


... selección de algunas de las pinturas 
del Kunsthistorisches vienés  


LA CAÍDA DEL HOMBRE de Hugo Van der Goes

LA CAÍDA DEL HOMBRE de Hugo Van der Goes: Increíble la minuciosidad del irrepetible pintor flamenco, una demostración de técnica que tan sólo es posible de contemplar al natural. Insinuante la posición de Eva, quien ya está con su mano izquierda agarrando otra manzana del Árbol Prohibido por si la primera tentación no fuese del todo suficiente. Destaca la absoluta perfección con la que Van der Goes cubre el vello púbico de Eva, más un ejercicio de técnica pictórica que un simple elemento ambiental y estrictamente funcional. La figura del Diablo es excesivamente real, bastante desagradable, con una más que probable referencia al mundo onírico. Tabla de pequeñas dimensiones, es una de las joyas de todo el museo.


 RETRATO DE MAXIMILIANO I de Alberto Durero

RETRATO DE MAXIMILIANO I de Alberto Durero: Para muchos especialistas, nos encontramos ante el mejor retrato jamás realizado por Durero. El cuadro está realizado merced a unos apuntes que el artista alemán tomó del emperador durante la Dieta de Augsburgo, en 1518, ya que en el instante de la ejecución de la obra, en 1521, el emperador ya había fallecido. La sobriedad y dignidad con la que el artista retrata al emperador son del todo encomiables, aspecto que le valió la confianza de María de Hungría, su hija y futura protectora. Los ropajes son de una exuberante exquisitez, perfectamente plasmados mediante sutiles gamas de color rojo. El emperador sostiene en su mano izquierda una granada, símbolo del poder mundial por su forma, aunque denotando la humildad en su aspecto exterior. El modelo de retrato sirvió a futuras generaciones de pintores. Obra maestra sin posible discusión.


JUPITER E IO de Corregio

JÚPITER E IO de Corregio: Con sinceridad, el cromatismo de esta bellísima pintura es motivo suficiente como para ser seleccionada en esta relación de obras pictóricas. Lo más genial de esta escena mitológica es el genial contraste entre el paño blanco donde se asienta Io y la gama de grises que encierra la nebulosa jupiterina, adoptando una forma casi humana para besar a la princesa. Las proporciones de la retratada son prodigiosas, con la inestimable habilidad del potente foco de luz que envuelve a toda la figura. Desde cualquier punto de vista compositivo — forma, disposición, luz, etc… — el cuadro es arriesgadísimo y demuestra las buenas maneras de un pintor legendario. Con vuestro permiso, este óleo me lo llevo directamente a mi casa.


TORRE DE BABEL de Pieter Bruegel el Viejo

TORRE DE BABEL de Pieter Bruegel el Viejo: Es una de las pinturas más famosas del museo, ya que ha sido objeto de ilustración en numerosas y famosas narraciones bíblicas. Existe una clarísima influencia de Patinir en lo relativo al paisaje del fondo, de lograda y conseguida gradación cromática celeste. El colorido de la obra es majestuoso y, en vivo, se puede apreciar el detallismo del pintor a la hora de plasmar las distintas actividades que se dan en los sucesivos pisos de la torre. Sin lugar a dudas, el cuadro es una inconfundible alegoría de la vanidad — vanitas vanitatum et omnia vanitas, Ecles 1, 1 — pero el autor, lejos de utilizar la imagen como un mero símbolo de esa aludida vanidad, eleva la condición artística humana hasta extremos casi censurables. La ligerísima inclinación de la torre hacia el plano derecho, según la mirada del espectador, parece pronosticar su metafórico derrumbe. Gran óleo.


SUSANA EN EL BAÑO de Tintoretto

SUSANA EN EL BAÑO de Tintoretto: Obra de claras connotaciones didácticas acerca de la acusación falsaria que caracteriza a buena parte de la sociedad a lo largo de los tiempos. Cuadro complicadísimo en su ejecución, al mostrar a la bañista Susana en un extremo de la composición y metafóricamente bañada por una luz un tanto artificiosa que resalta los distintos utensilios empleados por la joven para el acto de lavarse. El dibujo es primoroso, muy ayudado por la original toma de luz. La posición de los libidinosos ancianos, escondidos en un trabajado escorzo en la zona inferior izquierda del cuadro, nos hacen sentirnos un tanto cómplices a la hora de contemplar la escena. El estudio del color y de la luz es un claro ejemplo de las preocupaciones estilísticas de los pintores venecianos del siglo XVI. La difuminación del paisaje del fondo, genialmente resuelta en esta obra, es una de las principales aportaciones de los pintores de la Escuela Veneciana al Barroco.


EL BAUTISMO DE CRISTO de Guido Reni

EL BAUTISMO DE CRISTO de Guido Reni: Quizás, a primera vista, este magistral lienzo no nos llame a la atención, pero una contemplación más detallada del mismo hace que enseguida nos enamoremos del arte del pintor boloñés Guido Reni, discípulo de Domenichino. La composición, simple a primera vista, se estructura en tres planos: Uno, con Cristo y el Bautista; otro, con los ángeles como espectadores; y finalmente, el fondo paisajístico sobre cuyas nubes desciende la paloma en forma de Espíritu Santo. Pero lo más sensacional de la obra, a mi juicio, es la perfecta armonización cromática de los colores primarios de la paleta. Pocos artistas son tan valientes como para intercalar un manto rojizo entre las figuras de los dos principales protagonistas del cuadro. Obra primorosa.


ANGÉLICA Y EL EREMITA de Peter Paul Rubens

ANGÉLICA Y EL EREMITA de Peter Paul Rubens: Hay que ser un verdadero maestro para pintar una alegoría de las tentaciones lujuriosas y otorgar el mayor protagonismo, precisamente, al objeto de dicha lujuria. La expresión del viejo al retirar la tela que cubre la desnudez de Angélica es verdaderamente alucinante, de lo mejor de todo el arte barroco del siglo XVII. La presumible “gordura” de la retratada obedece a los cánones de belleza que ya Rubens adoptó en otros cuadros de desnudos femeninos. La influencia de la Escuela Veneciana — particularmente de Tiziano — es ineludible a la hora de aplicar una pincelada rápida sobre una masa aparatosamente iluminada que contrasta con las oscuras tonalidades del fondo. La composición, en diagonal, es una buena muestra del hacer de los pintores del barroco más tardío. La cara del Demonio, contemplando con rostro desencajado la escena, imprime un conseguido valor psicológico a toda la escena. Grandioso Rubens.


 EL REY BEBE de Jacob Jordaens

EL REY BEBE de Jacob Jordaens: Obra que cuenta con otras conocidas réplicas en diferentes museos. Si bien Jordaens es un auténtico discípulo de Rubens a la hora de tratar el color, en este hermoso lienzo vemos como el colorido es un tanto “pasteloso”, característica muy peculiar del artista de Amberes. A Jordaens le encantaba plasmar escenas concurridas, como la del cuadro en cuestión, con esa notable influencia ya señalada de Rubens. Pero Jordaens imprime su propio sello a la hora de abordar una decoración peligrosamente recargada con unos contrastes marcadísimos y unas formas muy voluptuosas en los personajes. La escena se enmarca en un realismo auténticamente descarnado, ejemplificado en la inquietante figura de un hombre que vomita alcohol a la izquierda del lienzo. Es un cuadro que merece ser contemplado con mucho detenimiento para evitar caer en una mareante recarga escénica.


LA INFANTA MARGARITA de Diego Velázquez

LA INFANTA MARGARITA de Diego Velázquez: Bueno, pongámonos de rodillas ante uno de los más geniales retratos del mejor pintor de todos los tiempos. El cuadro es un verdadero precedente del Impresionismo en la forma en como el maestro sevillano aborda la pincelada, imprecisa, rápida y creando una serie de increíbles efectos que ponen en un pedestal la teoría de la perspectiva aérea, fundamental icono y aportación de Velázquez al desarrollo de la pintura. ¿Se pueden mezclar mejor los tonos grises y platas? ¿Se puede plasmar mejor la mano derecha de la Infanta — tiene todos los colores de la paleta? ¿Se puede pintar más perfectamente un fondo y, sin embargo, frenar su protagonismo ante la visión de la verdadera protagonista del retrato? ¿Se puede reflejar mejor la expresión de angustia de una infanta condenada a casarse con un tipo al que aborrecía, Leopoldo de Austria? ¿Se puede pintar mejor? Otro cuadro que me llevo a casa. Este lo pondré en el Sancta-Sanctorum… ¡Qué prodigio!


ALEGORÍA DE LA PINTURA de Jan Vermeer van Delft


ALEGORÍA DE LA PINTURA de Jan Vermeer van Delft: Ya que estábamos de rodillas analizando el anterior cuadro… ¡Sigamos, pues!  Nos encontramos ante uno de los más grandiosos cuadros de uno de mis pintores más queridos, Vermeer. La melancolía que se desprende de su factura es inimitable, con un juego de luces y sombras verdaderamente asombroso. La perfección técnica del artista — lámpara, cortinaje, tapiz de fondo… — no empaña en absoluto la delicadeza y espíritu de la obra en general. Es difícil, por no decir imposible, que se establezca un diálogo tan sonoro entre la expresión de la retratada y el retratante, de espaldas al espectador. El cuadro es una cámara fotográfica, una sublime instantánea. El cuadro es puro panteísmo. Todas las cosas son Dios… Al menos, así Vermeer trató de plasmarlo. Observad de qué color es el libro que sostiene la retratada al fondo…¡Valiente y inimitable Vermeer, el Brahms de la pintura!









No hay comentarios:

Publicar un comentario