"bioenergía y biomasa" (... desde hace miles y miles de años)






... desde hace miles y miles de años

La bioenergía es energía que se genera a partir de biomasa. La humanidad ha utilizado durante miles de años la bioenergía de biomasa –principalmente la leña– como fuente de energía. Pensando en nuevas fuentes energéticas, se está implementando gran cantidad de nueva infraestructura para la quema de biomasa a gran escala.

¿Qué es la Biomasa?


La tierra produce cada año más de 230 mil millones de toneladas de materia viva. La biomasa es la vida en nuestra tierra: árboles, arbustos, pastos, algas, granos, animales, microbios, etc. Incluye todo tipo de materias vegetales, también grasas y otros despojos de procedencia animal, materia orgánica contenida en aguas residuales y todo deshecho de origen remotamente biológico.

Oficialmente, hay diversas definiciones de biomasa en los diferentes países. En la reciente directiva del Parlamento Europeo de 23 de Abril de 2009, relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables, se define la biomasa como la “fracción biodegradable de los productos, deshechos y residuos de origen biológico procedentes de la agricultura (incluidas las sustancias de origen vegetal y de origen animal), de la silvicultura y de las industrias conexas, incluidas la pesca y la acuicultura, así como la fracción biodegradable de los residuos industriales y municipales.”



¿Qué es la Bioenergía?


La bioenergía es energía que se genera a partir de biomasa. La bioenergía está incluída en la definición de “energía renovable”. En la práctica, el mayor porcentaje de bioenergía procede de la madera, seguida por los aceites vegetales o agrocombustibles que también se están expandiendo rápidamente.



¿Para qué se utiliza la bioenergía generada a partir de biomasa?


La humanidad ha utilizado durante miles de años la bioenergía de biomasa –principalmente la leña– como fuente de energía. A nivel doméstico, pequeños agricultores, indígenas y comunidades rurales utilizan hasta hoy biomasa en todo el mundo para generar la energía que requieren sus propias necesidades domésticas, de manera tradicional y localmente, obteniéndola en las cercanías de sus lugares de vivienda. La utilización de bioenergía a pequeña escala o a escala local, es y ha sido siempre una manera sostenible de producción de energía en las comunidades.

A nivel industrial, la biomasa puede utilizarse para la obtención de energía eléctrica y térmica o calor en forma de biomasa sólida, para el transporte en forma de biomasa líquida o agrocombustibles y gaseosa en forma de biogás. Se considera a la biomasa una fuente de energía renovable (FER). Las energías renovables ocupan una importancia creciente dentro de las matrices energéticas.






¿Cómo y dónde se está fomentando el uso de biomasa industrial a gran escala?


Durante los últimos 200 años, sobre todo los países industrializados han utilizado y casi consumido totalmente las reservas fósiles –petróleo, carbón, gas natural– como su principal fuente de energía. Actualmente, se quiere reemplazar la energía fósil por energía generada a partir de materia viva o “biomasa”.

El 17 de diciembre de 2008 el Parlamento Europeo impulsa por ley (Directiva de Energía Renovable RED) el desarrollo permanente de las energías renovables en Europa, incluyendo la energía a partir de biomasa. Los objetivos (targets) vinculantes de los estados miembros promueven significativamente las tecnologías de producción industrial de bioenergía con importantes subsidios.

En la Unión Europea, dos tercios de la energía vienen de fuentes renovables de biomasa. El bulto de los subsidios para las energías renovables - el 75%- están destinadas a la biomasa y a los biocombustibles. El restante 25% se reparte entre la energía solar y eólica. Los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE ya están inyectando más de 15 mil millones de dólares en subsidios a la economía de la biomasa.

Pensando en nuevas fuentes energéticas, Europa está implementando gran cantidad de nueva infraestructura, es decir, centrales energéticas para la quema de biomasa a gran escala.

En Alemania, Italia, el Reino Unido, España y otros países, se han construido o están planificadas muchas grandes centrales eléctricas para la producción combinada de calor y electricidad (lo que se denomina co-generación) que funcionan a base de aceite vegetal, especialmente de palma. También en los Estados Unidos y en otros países el biodiesel de aceites vegetales se utiliza cada vez más para la calefacción y la energía. Éstas plantas están impulsando la destrucción la pequeña agricultura, y de selvas y otros ecosistemas como las turberas asiáticas: esta destrucción es la fuente más grande de emisiones de CO2 en el planeta.

La Comisión Europea pretende que antes de 2020 el 14% de toda la energía de la Unión Europea proceda de la biomasa (madera, aceites vegetales, biogas). La mayor parte será de madera (700 mill m3 anuales) de árboles de crecimiento rápido (chopos, eucaliptos y acacias). También se planifican muchas centrales energéticas de biomasa que se abastecerán con madera.

Todas estas políticas se apoyan en el protocolo de Kyoto, pero su principal motivo ha sido abrir nuevos mercados globalizados para la agricultura industrializada europea, y para diversificar las fuentes de energía. Así. con el pretexto de afrontar los problemas y las crisis climática, energética y alimentaria, los gobiernos y la industria proponen desde hace unos años una “nueva bioeconomía” que fomenta un control corporativo de la tierra, el agua, la biodiversidad, la agricultura,... y la vida.



¿Qué impactos tiene la producción de bioenergía sobre la demanda de madera?


Hoy día, la demanda de madera para la producción industrial de bioenergía es pequeña si se compara con la demanda de madera para la producción de pulpa de celulosa y para la industria de papel, a lo que hay que sumar la demanda de la industria maderera (mueble, construcción, etc) que requieren 500 mill de m3 anuales.

Si a esto le sumamos la rápida y creciente demanda de madera para bioenergía, prevista en 700 mill de m3 anuales, Europa necesitará un total de 1200 millones de m3 anuales de madera. Ya que la capacidad de producción europea está limitada a unos 800 mill de m3 anuales, el viejo continente sufrirá desde 2020 de una escasez dramática de unos 400 millones de m3 anuales de la madera que requieren estas previsiones.


¿Dónde están las tierras para producir biomasa industrial?


Para producir y cosechar estas enormes cantidades de biomasa, se necesitan enormes superficies de tierras productivas: hablamos de aquellas donde crecen bosques naturales, cultivos alimentarios y tierras ya ocupadas con monocultivos industriales de árboles y plantas energéticas.

Si por ejemplo, las plantaciones de árboles de los E.E.U.U. se destinan a abastecer la demanda de biomasa de los E.E.U.U. y de Europa, entonces Sudamérica y otras regiones quedarán bajo mayor presión con el fin de llenar el vacío para la pulpa y el papel. Si bien las primeras instalaciones industriales “demostrativas” se están construyendo en Europa y Estados Unidos, los países con el mayor volumen de plantas vivas albergarán a la mayoría de las plantas de producción, pues en última instancia, para la nueva bioeconomía “la geografía es destino”.

La industria ya tiene los ojos puestos en las tierras productivas de países como Brasil, México, Sudáfrica y Malasia.


¿Cómo podemos entender la escala?


Para hacernos una simple idea, como referencia podemos decir que un megavatio de electricidad requiere 13.000 toneladas de madera verde por año.

Una instalación de 50 Megavatios quemará unas 650.000 toneladas de madera por año. (50 x 13.000)



¿Cómo se abastecen las centrales de biomasa y la demanda de chips y pellets de madera?



Muchas centrales térmicas generan electricidad introduciendo como combustible no solo carbón sino biomasa previamente procesada. Esta tecnología se llama co-combustión. También la demanda de chips y pellets de madera está creciendo rápidamente.

Por las limitaciones para su producción dentro de Europa, mucha de la biomasa necesaria será importada como hemos visto del Sur global, aunque también los bosques nativos de Europa, Norteamérica, Canadá y Rusia se ven afectados con consecuencias probablemente devastadores. Por eso, el nuevo impulso que se está dando a la bioenergía industrial, de producción a gran escala, no es realmente una fuente de “energía renovable” como la denominan los políticos, sino que supone una grave amenaza para los bosques y otros ecosistemas así como para las comunidades locales e indígenas de Norte y Sur.






¿Es la madera 'renovable' y 'CO2 neutral'?



El mito que la madera es ‘renovable’, ‘sostenible’,‘limpia’ y ‘carbono neutral’ es falso. Al quemar madera se libera inmediatamente cerca de 1,5 veces más CO2 que al quemar carbón. Los árboles vuelven a crecer y a secuestrar el carbono liberado después de décadas. La industria de turba y los gobiernos de Finlandia y de Suecia quisieran que la turba fuera vista como biomasa 'lentamente renovable' aunque se trata de carbono casi puro y llevaría a miles de años 'renovarse'.

Según la propia industria maderera “en 10 minutos se emite el dióxido de carbono acumulado durante 50 años”.

Lo que se nos vende como un cambio benigno y benéfico, del carbón negro al carbón verde, es en los hechos un despojo global de los recursos naturales (del Sur al Norte) para monopolizar una nueva fuente de riqueza.



¿Cuáles son las amenazas del incremento del uso de bioenergía?


Cubrir las altas demandas de biomasa de las centrales eléctricas industriales para la producción de calor y energía es difícil y costoso. La producción de bioenergía a escala industrial plantea una de las nuevas grandes amenazas para los bosques, la biodiversidad, las poblaciones y el clima al expandir la demanda de productos de la agricultura y la silvicultura.

La sobrexplotación a largo plazo de tiene muchos impactos negativos sobre las poblaciones locales, el suelo, el agua y el aire.

Para abastecer a las centrales de manera “económica y eficiente”, se tiende a implementar nuevas plantaciones en las proximidades de las centrales eléctricas.

Los proveedores cosechan en algunos casos árboles enteros dejando el suelo completamente compactado y erosionado, con poco potencial para nuevas cosechas. Para compensar el desgaste, se tienden a utlilizar altos niveles de agro-químicos.

Al retirar los residuos resultantes de la limpieza de los bosques y de la agricultura, se priva a los suelos de los nutrientes resultantes de la descomposición, cuya función es mantener la calidad del suelo. Desde las Naciones Unidas se prevee que para 2060, más del 70% de los suelos del planeta estarán degradados o desertificados.

Por razones de mercado, muchas superficies de tierras dejan de producir alimentos para producir energía. Para el 2050 entre 20 y 50% están en peligro de desaparecer o de reducir su producción - justo donde y cuando podría haber hasta dos mil millones de bocas más que alimentar. La población mundial sigue creciendo y tiene hambre.

Además, se requiere mucha maquinaria y muchos camiones diarios para el transporte de la madera.

Miles de galones de agua se extraen de los ríos y se usan para refrigerar las centrales eléctricas y también se pierde mucha agua en forma de vapor y por el calentamiento y contaminación de aguas que se vuelven a descargar nuevamente a sus fuentes de origen.

Fácilmente podría planificarse e implementarse una mayor eficiencia energética.


¿Dónde se están dando ya impactos concretos?



Algunos ejemplos:

Por ejemplo, MagForest, una empresa canadiense que opera en la República del Congo, pronto estará enviando anualmente a Europa 500.000 toneladas de pellets de madera.

IBIC Ghana Limited declara poder suministrar 100.000 toneladas de madera dura y de madera blanda tropical al mes desde Ghana para la producción de bioenergía.

SkyTrading, una compañía de los EEUU, está ofreciendo suministrar hasta 600.000 toneladas de chips de madera como biomasa de EEUU o del Brasil.

Green Energy Resources, empresa basada en Nevada, ha expuesto su meta de “suministrar el 20 por ciento de la demanda europea de chips de madera antes de 2015”.

La brasilera International CMO Business Biomass declara estar dedicada a reducir uso de carbón y que puede obtener chips de madera de Brasil, Chile, Uruguay y Argentina para abastecer el mercado de energético europeo. Se están implementando nuevas plantaciones industriales de árboles para producir las pellets de madera para las centrales eléctricas.

Indonesia, una compañía surcoreana ha solicitado una concesión de 200.000 hectáreas en Kalimantan central, para producir pellets de madera generar ‘energía verde’ en el Sur Corea.

La compañía británica Carbon Positive ha creado una empresa conjunta para desarrollar 160.000 hectáreas de plantaciones del árbol para bioenergía en Indonesia, incluyendo el oeste de Papua.

Conservation International está ayudando a la compañía indonesia Medco a desarrollar plantaciones para pellets de madera en el oeste de Papua. Medco Group, al parecer, está planificando hasta 300.000 hectáreas de estas plantaciones.




¿Qué nos preocupa?


Si este asalto prospera, la apropiación de la biomasa del Sur dirigida al abaratamiento del manejo de las economías del Norte constituirá un acto imperialista en pleno siglo XXI que profundizará la injusticia y empeorará la pobreza y el hambre, los robos de tierras (landgrabbing), la privatización de bienes comunes, la pérdida de culturas basadas en el aprovechamiento de la tierra

La biodiversidad corre el peligro de quedar literalmente reducida a su contenido de carbón, carbono y energía



¿Qué puedes hacer tú?



Prioriza la conservación y reduce el uso de energía, promueve el ahorro y la eficiencia energética.

Fíjate en lo que te “vende” como “energía limpia” o “trabajo verde”. Si dudas, ¡¡¡pregunta más!!!

Manifiéstate en contra de los enfoques de mercado o mercantilización de la naturaleza ($)

Apoya y exige producción a pequeña escala, orgánica, local, basada en la cultura campesina, agrobiodiversidad.

Trabaja para reducir la demanda de productos del bosque, exige una verdadera definición de 'bosque', exige una auténtica protección de los bosques y todos los ecosistemas naturales.

Ayuda a asegurar el acceso a la tierra por parte de las comunidades.

En vez de aceptar las falsas promesas de una nueva y verde bioeconomía, nuestro rol como sociedad civil es rechazar las propuestas de los nuevos amos de la biomasa y su más reciente asalto sobre la tierra, los recursos y nuestro planeta.

La sociedad civil y los movimientos sociales organizados en torno a los problemas relacionados con la agricultura, el derecho a la tierra, la producción forestal, la vida marina, las tecnologías emergentes, las toxinas químicas, el cambio climático, la justicia energética y el consumo necesitamos compartir nuestros análisis urgentemente, y coordinar una resistencia frente a las amenazas comunes que nos están surgiendo con la nueva “bioeconomía”.


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... para continuar ahondando un poco más en las "renovables"

os invito a consultar los distintos aspectos
expuestos en los apartados siguientes:




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